En total, existen hasta 24 fortalezas personales distintas que todos poseemos. Ahora bien, en cada uno de nosotros predominan unas más que otras. Es ahí donde radica la diferencia entre individuos. Se tratan de nuestro don, de aquellas aptitudes innatas con las que nacemos y que fluyen sin apenas esfuerzo.
Conocerlas, aceptarlas y convertirlas en nuestro comportamiento vital es lo que nos lleva al estado de “flow”, que es ni más ni menos que ese estado de bienestar y felicidad con nosotros mismos.